domingo, 7 de julio de 2013

#5

Se besaron. Bueno, más bien, ella le besó a él. Y el mundo se paró. No se podía oír a la gente, ni el ruido de las maletas, ni el traqueteo de los trenes que salían. Él abrió los ojos y la miro. Nunca hubiera esperado algo tan lanzado de alguien como ella, tímida y reservada, poco dada a hacer locuras. Por fin se separaron y ella le miró dulce.
—No vas a coger el tren.
Él se quedó mirándola como si fuese de otro planeta.
—Venga, corre.
Ella se echó atrás y dejó paso para él y su pequeña maleta plateada.
—Sí —respondió él secamente.
Eran las 7:28 de un lunes cualquiera, en una estación de tren de Madrid. La gente se aglomeraba y buscaba su manera de poder ir a su trabajo.
Eran las 7:48 de un  lunes cualquiera, en una estación de tren de Madrid. Ella paseaba por Madrid con el alma decaída. No había conseguido llegar a tiempo así que se consolaba pensando que eso había ocurrido. El beso era su invención, aún sabiendo que él jamás la correspondería. Y lo sabía. Pero prefería juguetear con la idea de que algún día le tendría.

1 comentario:

  1. En algún momento imagine que ese chico(amor de niña) estaría conmigo, nunca ocurrió...
    Siempre escuche que "todo pasa por algo" y ahora lo comprendo ;)

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