miércoles, 25 de marzo de 2015

Capítulo 120

Ha llegado un momento en el que te das cuenta que es tiempo de cansarte, de dejar caer los brazos y que le den por culo al mundo.
Yo he llegado a un extremo que intento que todo me dé igual. Nadie se preocupa, nadie se sienta, nadie te tiende la mano. Sin embargo, sigues viendo que la gente que les ha mordido, que les ha destrozado la yugular y el alma y que los han dejado peor que nunca; pero siguen ahí,  tendiendo una mano, el brazo, hombro y vete a saber qué más.

Y estoy harta, harta de esas personas que no saben decir "¡Basta!". La verdad es que debería estar cansada de seguir esperando a alguien que me comprenda cuando ya sé,  de seguro, que soy tan única que da asco; me da asco ser buena persona; da asco seguir con el corazón sangrante y más ahora porque no hay lazo entre el que hace que sangre y yo. Moriré pensando que me une a él un gran lazo rojo del destino, un lazo fuerte e irrevocable. Le echo de menos, echo de menos qué hizo conmigo, echo de menos eso que sentía y que ya no siento.
Seguiré unida por el lazo rojo del Sino y así me lo recordaré siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado, si quieres comentarme qué es de tu vida.
¡Comenta!